La corriente Magisterial Juan Pablo Duarte, se inscribe en el compromiso de contribuir al desarrollo de un proyecto nacional, sustentado en el mas amplio espíritu de participación. En donde la democracia se entiende como ejercicio de plena soberanía ciudadana.
Un modelo económico que potencie el proceso productivo y responda a las necesidades de la sociedad, al bienestar de la población, reservando el medio ambiente. Redistribuya las riquezas creadas garantizando la equidad entre todos y todas.
Para los/as duartistas, el sistema educativo debe corresponder y ser parte integral de ese modelo de sociedad, de este proyecto de nación, de el debe nutrirse y a su desarrollo debe contribuir. Creemos por tanto en una educación ligada íntimamente a su comunidad que aporte a la soluciones de los problemas cotidianos.
Sin embargo la realidad que vivimos es muy diferente a que aspiramos, toda vez que predomina en el país un sistema educativo caracterizado por la exclusión, la baja inversión publica, la desvinculación con las demandas de la sociedad, la incoherencia entre los fines ,las estrategias, las políticas y los programas.
Además, gravita de manera negativa, la intervención de un personal docente, en una situación de vida deplorable, que labora en condiciones inadecuadas, con limitados niveles de compromiso social y escaso empoderamiento de las instancias magisteriales.
Cabe destacar, la incidencia en el sector, de métodos de lucha y de trabajo que corresponden a épocas pasadas, cuya implementación debilitan la institucionalidad, generan el rechazo de amplios sectores de la sociedad y debilitan los procesos que deben encaminar al magisterio al logro de sus objetivos.
Nuestra corriente magisterial, ha recorrido un importante camino de esfuerzo en esta dirección, continuar avanzando nos plantea nuevos retos, desafíos que debemos abordar tomando en cuenta los datos de las realidad que hoy se nos presenta.
Durante este periodo decenas de nuevos/as maestros/as se han incorporado al sistema educativo. Muchos se han incorporado a la militancia duartista, lo que explica el crecimiento experimentado por la corriente, en zonas y municipios, el posicionamiento de liderazgos nacionales y locales.
Coherenciar nuestra intervención, con una visión de carácter estratégico como nos lo proponemos, implica el que nuestros activistas y dirigentes desarrollen capacidades necesarias para entender nuestras políticas y adquieran las competencias que permitan operacionalizarlas de manera adecuada.
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